
Se fabrican generalmente de acero con fundición gris. Se suelen utilizar para vaciados o coladas a temperaturas inferiores a 1000ºC.
Tienen la ventaja de poder utilizarse muchísimas veces, de forma precisa, sin deteriorarse; pero presentan el inconveniente de resultar caros, por lo que su empleo está restringido para grandes tiradas.
Se componen de dos partes que se encuentran unidas durante el proceso de colada y que posteriormente se separan para extraer la pieza.
Generalmente, antes del proceso de colada, los moldes se calientan para conseguir que el material no se enfríe con rapidez al entrar en contacto con ella, ya que tal hecho podría provocar una mala distribución del material líquido, e incluso si se trata de metales, llegar a agrietarse.
Este tipo de moldes permanentes se conocen con el nombre de coquilla.
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